DOS MIRADAS URBANAS DESDE LA ESCULTURA

Escultura es cultura y Topos y L´Ona es Bar-cel-ona. Estos juegos de palabras que a veces nos proponen los diseñadores, aportan significados tanto en cada una de sus partes así como al conjugarlas en una sola palabra. Quizás tengan algún punto de encuentro con las voluntades de los escultores vascos al situarse en Barcelona. Lo propio de Chillida y lo propio de Oteiza es reconocible como elemento escultórico que podemos rodear, tocar en incluso ponerlas en relación con otras obras suyas de la misma manera que las relacionaríamos al observar un catálogo. Lo ajeno es la significación que adquieren con el lugar concreto en el que se disponen y la manera en que nos proponen ver y modificar la ciudad que conocemos.
En la plaza del rei las formas de escultura de Chillida y la apertura de unos arcos en su masa, parecen querer establecer una relación de escala con el entorno. La pequeña dimensión que tiene la plaza respecto la dels Àngels, parece difuminarse y al situarnos al borde de la escultura, las personas empequeñecen y parecen estar a una distancia mucho mayor “que la real”. Aunque vengamos de deambular de la zona del fórum, el conjunto de edificios históricos recobran su escala y se nos presentan con la monumentalidad que quizás percibieran los habitantes de hace seis siglos.
La mirada que nos propone Oteiza en els Àngels, nos pone en relación la arquitectura del convento con las arcadas de la plaza del rei. Son escenarios diferentes en los que el crecimiento externo de la ciudad ha condicionado la escala en que apreciamos la plaza del rei y por el contrario, operaciones internas han alterado tanto las dimensiones como la arquitectura de la plaza dels Àngels. De modo casi irreverente, la escultura se sitúa enfrentándose al MACBA y nos propone una dimensión del lugar inesperada, ya que a pesar de situarse en un espacio abierto de tanta longitud, al mirar a través de la escultura, parece que la plaza se contenga y la dimensión humana aumenta su presencia. El rebaje de los arcos se funde con la escultura y la escala arquitectónica vibra con las personas que parecen situarse mucho más cerca. Tanto que, en sus movimientos, parecen haber adoptado las formas que los rodean.


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